martes, 17 de marzo de 2015

HISTORIA DE LA HACIENDA NÁPOLES




Fue adquirida en 1978 por Pablo Escobar y sus primos Jhonny Bedoya Escobar y Luis Bedoya Escobar. Tenía una extensión de 7400 Acres (2.995 hectáreas). De inmediato se iniciaron una serie de obras que tenían como objetivo embellecer el lugar, donde se construyeron enormes edificios: hoteles de lujo con decenas de habitaciones, carreteras, seis piscinas, 20 lagos artificiales, una pista de aterrizaje de aviones donde podía despegar un avión Hércules, helipuertos, hangares, y una exótica arborización que incluía palmeras gigantes y establos con caballos.
El logotipo de la hacienda fue una avioneta monomotor sobre su portada de acceso, que fue la misma en la que Escobar envió su primer cargamento de cocaía a los Estados Unidos, o al menos una replica exacta de ella, ya que éste afirmó en una entrevista al periodista Germán Castro Caycedo que la original se perdió en el mar con un cargamento de droga.
Para su inauguración Escobar reunió a toda su familia que incluía tíos y primos; además contrató un equipo de televisión extranjero para realizar un documental al respecto. La reunión se dio en la navidad de 1978.
En la hacienda Nápoles había una plaza de toros, carros de carreras, motos náuticas, motocicletas para paseos turísticos, además de un Chevrolet modelo 1934 al que se le había llenado de balazos para hacerlo parecer al de los legendarios delincuentes Bonniey Clyde o Al Capone, a quien el narcotraficante admiraba.Contaba con un importante zoológico, con rinocerontes, elefantes, camellos, hipopótamos, cebras, jirafas, grullas, impalas, venados, dantas, canguros, flamencos, avestruces, una pareja de loras negras únicas en el mundo, entre otros, eran exhibidos allí, aunque de acuerdo a Roberto Escobar, hermano del capo, no se incluyó ningún animal feroz como depredadores o serpientes.
La hacienda, que fue valuada en 63 millones de dólares, era un hotel de lujo que además de ser el sitio de reunión de los líderes del cartel de Medellín, Gonzalo Rodriguez Gacha, Carlos Lender, los Hermanos Ochoa Vásquez, etc., fue sitio de reunión y descanso de miles de visitantes, vinculados o no, a los negocios del cartel.
Se solía celebrar las festividades decembrinas contratando orquestas y conjuntos musicales de reconocimiento internacional; incluso se rumoró de una visita de los Rolling Stones. 
Los rumores sobre lo que ocurría al interior de esta propiedad son múltiples y diversos; se comenta de torturas y asesinatos, ajustes de cuentas, pero también de orgías en las que se llevaban jovencitas que no sobrepasaban los 20 años que hacían competiciones de carreras al desnudo o trepaban a los árboles para deleite de visitantes y anfitriones.
Se sabe que en una ocasión Carlos Lehder asesinó con un disparo de R-15 a un escolta de Escobar por una disputa amorosa, y que en otra oportunidad Escobar ordenó atar de pies y manos a un mesero y arrojarlo a la piscina, donde murió ahogado, cuando descubrió que éste estaba robando cubiertos de plata.
Más allá de esto la hacienda es por si misma el reflejo del ascenso y caída de Escobar y del cártel de Medellín; desde 1978 estuvo en su apogeo pero en 1984, tras el asesinato del ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, la familia Escobar se refugió en Panamá, motivo por el que se le descuidó parcialmente. El regreso posterior de Escobar marcó un nuevo periodo de auge, que se prolongó aún en la época del Narchoterrorismo, cuando las fuerzas de seguridad del Estado asediaron al Cartel de Medellín. Sus propietarios no pudieron regresar a ella; en 1991 se dio la entrega y en 1992 la fuga de el bananero a la justicia, en este tiempo algunos animales fueron recogidos por zoológicos de todo el país y la propiedad fue varias veces ocupada por la fuerza pública. Tal vez esto la preservó de la acción de Los Pepes, pero no del abandono tras la muerte de Escobar en diciembre de 1993. Sus centenares de empleados se fueron, algunas pertenencias fueron robadas, otras, condenadas al olvido; la hacienda quedó en ruinas tras la entrada de saqueadores buscando guacas y caletas repletas de dinero, los cuales al final salieron con las manos vacías; la selva cubrió gran parte de la gigantesca finca, los hipopótamos se volvieron salvajes y continuaron habitando los lagos, aunque continuamente se ha hablado del escape de estos paquidermos posiblemente al Río Magdalena. Gracias a la ley de extinción de dominio, la propiedad pasó a ser del Estado colombiano. También ha recibido desplazados de la violencia y en el gobierno de Alvaro Uribe Vélez se remataron partes de la finca y se realizaron proyectos para edificar cárceles, parques, urbanizaciones y otros proyectos de interés nacional.

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