Fue adquirida en 1978 por Pablo Escobar y sus primos Jhonny Bedoya
Escobar y Luis Bedoya Escobar. Tenía una extensión de 7400 Acres (2.995
hectáreas). De inmediato se iniciaron una serie de obras que tenían como
objetivo embellecer el lugar, donde se construyeron enormes edificios: hoteles
de lujo con decenas de habitaciones, carreteras, seis piscinas, 20 lagos
artificiales, una pista de aterrizaje de aviones donde podía despegar un avión
Hércules, helipuertos, hangares, y una exótica arborización que incluía
palmeras gigantes y establos con caballos.
El logotipo de la
hacienda fue una avioneta monomotor sobre su portada de acceso, que fue la
misma en la que Escobar envió su primer cargamento de cocaía a los Estados Unidos, o al menos una replica exacta
de ella, ya que éste afirmó en una entrevista al periodista Germán Castro Caycedo que
la original se perdió en el mar con un cargamento de droga.
Para su inauguración
Escobar reunió a toda su familia que incluía tíos y primos; además contrató un
equipo de televisión extranjero para realizar un documental al respecto. La
reunión se dio en la navidad de 1978.
En la hacienda Nápoles
había una plaza de toros, carros de carreras, motos náuticas, motocicletas para
paseos turísticos, además de un Chevrolet modelo 1934 al que se le había
llenado de balazos para hacerlo parecer al de los legendarios
delincuentes Bonniey Clyde o Al Capone, a quien el narcotraficante
admiraba.Contaba con un importante zoológico, con rinocerontes, elefantes,
camellos, hipopótamos, cebras, jirafas, grullas, impalas, venados, dantas,
canguros, flamencos, avestruces, una pareja de loras negras únicas en el mundo,
entre otros, eran exhibidos allí, aunque de acuerdo a Roberto Escobar, hermano
del capo, no se incluyó ningún animal feroz como depredadores o serpientes.
La hacienda, que fue
valuada en 63 millones de dólares, era un hotel de lujo que además de ser el
sitio de reunión de los líderes del cartel de Medellín, Gonzalo Rodriguez Gacha, Carlos Lender,
los Hermanos Ochoa Vásquez, etc., fue sitio de reunión y descanso de miles
de visitantes, vinculados o no, a los negocios del cartel.
Se solía celebrar las
festividades decembrinas contratando orquestas y conjuntos musicales de
reconocimiento internacional; incluso se rumoró de una visita de los Rolling Stones.
Los rumores sobre lo
que ocurría al interior de esta propiedad son múltiples y diversos; se comenta
de torturas y asesinatos, ajustes de cuentas, pero también de orgías en las que
se llevaban jovencitas que no sobrepasaban los 20 años que hacían competiciones
de carreras al desnudo o trepaban a los árboles para deleite de visitantes y
anfitriones.
Se sabe que en una
ocasión Carlos Lehder asesinó
con un disparo de R-15 a un escolta de Escobar por una disputa amorosa, y que
en otra oportunidad Escobar ordenó atar de pies y manos a un mesero y arrojarlo
a la piscina, donde murió ahogado, cuando descubrió que éste estaba robando
cubiertos de plata.
Más allá de esto la
hacienda es por si misma el reflejo del ascenso y caída de Escobar y del cártel
de Medellín; desde 1978 estuvo en su apogeo pero en 1984, tras el asesinato del
ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla,
la familia Escobar se refugió en Panamá, motivo por el que se le descuidó
parcialmente. El regreso posterior de Escobar marcó un nuevo periodo de auge,
que se prolongó aún en la época del Narchoterrorismo, cuando las fuerzas de
seguridad del Estado asediaron al Cartel de Medellín. Sus propietarios no
pudieron regresar a ella; en 1991 se dio la entrega y
en 1992 la fuga de el bananero a la
justicia, en este tiempo algunos animales fueron recogidos por zoológicos de
todo el país y la propiedad fue varias veces ocupada por la fuerza pública. Tal
vez esto la preservó de la acción de Los Pepes, pero no del abandono tras la muerte
de Escobar en diciembre de 1993. Sus centenares de
empleados se fueron, algunas pertenencias fueron robadas, otras, condenadas al
olvido; la hacienda quedó en ruinas tras la entrada de saqueadores buscando
guacas y caletas repletas de dinero, los cuales al final salieron con las manos
vacías; la selva cubrió gran parte de la gigantesca finca, los hipopótamos se
volvieron salvajes y continuaron habitando los lagos, aunque continuamente se
ha hablado del escape de estos paquidermos posiblemente al Río Magdalena. Gracias a la ley de extinción
de dominio, la propiedad pasó a ser del Estado colombiano. También ha recibido
desplazados de la violencia y en el gobierno de Alvaro Uribe Vélez se
remataron partes de la finca y se realizaron proyectos para edificar cárceles,
parques, urbanizaciones y otros proyectos de interés nacional.

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